Los sistemas de codificación se utilizan para procesar la información que el usuario entiende y el ordenador no. Es evidente que el usuario y el sistema informático trabajan en lenguajes diferentes.
Centrémonos en la memoria por un momento. La memoria no puede almacenar la letra A o el carácter *.
La memoria del ordenador, y por extensión el resto de componentes internos, no entiende de letras o números. Solamente entiende de corriente eléctrica.
Por eso, cuando el usuario quiere almacenar una letra en memoria, por ejemplo, la primera letra de su documento de texto, el ordenador, gracias al sistema operativo y a los componentes de hardware, se encarga de transformar la letra y de almacenarla en un conjunto (normalmente 8 bits) de impulsos eléctricos.
Si, por el contrario, leemos de una posición de memoria, primero se analizan las celdillas correspondientes. Cuando se han analizado ocho de ellas, se sabe, por diseño del propio sistema operativo y gracias a la equivalencia del código, que se ha leído un byte o carácter como conjunto de ocho bits.
Cada posición magnetizada se convierte en un uno y cada posición no magnetizada en un cero.
En ese caso se visualiza, por ejemplo, el carácter equivalente al byte leído y no se visualizan los ocho bits.