Literatura moderna

Introducción

Literatura, término que designa un acto peculiar de la comunicación humana y, según la palabra latina que le da origen, como arte de escribir, escritura, alfabeto, gramática, conjunto de obras literarias. Pero litteratura deriva a su vez del latín litterae, ‘letras, caracteres, escrito, obra literaria’. El término apareció en el: francés littérature (1120), italiano letteratura (siglo XIII), inglés literature (1375), alemán Literatur, portugués y español literatura (siglo XV).

Lo que no se puede olvidar nunca es que es un arte cuyas manifestaciones son las obras literarias, es decir, “creaciones artísticas expresadas con palabras, aun cuando no se hayan escrito, sino propagado boca a boca”, según la definición de Rafael Lapesa.

Realismo y naturalismo

A mediados del siglo XIX hubo un cambio en los gustos literarios hacia el rechazo de los “excesos del romanticismo”. Se consideraron de mal gusto el sentimentalismo, anarquía formal y temas fantásticos, pero se conservó el costumbrismo romántico, que fue llevado a sus últimas consecuencias. Las características propias de la literatura realista son la documentación y las descripciones puntuales y minuciosas. En la mayor parte de los casos, expresa posiciones políticas progresistas o radicales, en el entorno de las revoluciones liberales y un cierto anticlericalismo o un cuestionamiento de las posiciones religiosas oficiales, que a veces es resultado de una espiritualidad muy profunda.
El naturalismo surgió como consecuencia de la evolución del realismo, en aras de reflejar aún más objetivamente el mundo exterior. Tuvo influencia del positivismo, del materialismo y del determinismo. Los elementos característicos de la narrativa naturalista son la sátira, la denuncia social, el feísmo, el tremendismo, el anticlericalismo radical, las temáticas de enfermedad, suciedad, locura, pobreza, vicios y prostitución. Su mayor exponente fue Émile Zola (Germinal).

Modernismo

Mientras que en el mundo anglosajón el término modernismo se utiliza como sinónimo de arte moderno, y se suele calificar de modernistas a autores innovadores de la talla de Franz Kafka, James Joyce, Marcel Proust o Bertolt Brecht, al identificarlo con las llamadas vanguardias históricas que llenan toda la primera mitad del siglo XX; en cambio, en la utilización que se hace en la bibliografía en español del término modernismo en las artes, se restringe a un determinado estilo artístico que en las artes plásticas se denomina Art Nouveau (en Francia), Sezession (en Austria) o Jugendstil (en Alemania), y que se desarrolló en las últimas décadas del siglo XIX y las primeras del XX (hasta la Primera Guerra Mundial). En la historia de la literatura en español, se suele asociar modernismo con la trascendental figura del nicaragüense Rubén Darío.
En España se suele señalar la influencia modernista, en el sentido de la de Rubén Darío, en la Generación del 98, sobre todo en Valle Inclán y Antonio Machado; y también en otros autores, como Jacinto Benavente, Francisco Villaespesa y Juan Ramón Jiménez. En otros países hispanoamericanos, son calificados de modernistas Amado Nervo, Manuel Gutiérrez Nájera, Enrique González Martínez, Leopoldo Lugones, José Martí, etc. En cambio, con el nombre de modernismo brasileño se hace referencia a movimiento vanguardista de los años 1920 (Mário de Andrade, Macunaíma).
Dentro del concepto anglosajón de modernista, recibe el nombre de High modernism (alto modernismo) la literatura desarrollada en el período de entreguerras y caracterizada por su elitismo frente a la cultura de masas, iniciando la “gran división” entre ese concepto, el de modernismo, y el de la superación de la propia modernidad, que se ha venido en llamarpostmodernismo.

Los autores habitualmente calificados de altos modernistas serían: Djuna Barnes,T. S. Eliot, E. M. Forster, Ernest Hemingway, James Joyce, Franz Kafka, Katherine Mansfield, Robert Musil, Ezra Pound, Marcel Proust, Dorothy Richardson, Rainer Maria Rilke, Gertrude Stein, Virginia Woolf, D.H. Lawrence, Patrick White o Samuel Beckett. En el siglo XIX se había iniciado una particular corriente literaria que insiste en el sinsentido y el absurdo (nonsense): Edward Lear, Lewis Carroll.

Vanguardias

Tras la Primera Guerra Mundial (1914-1918), que impuso la estética angustiada del expresionismo, en el período de entreguerras (1918-1939), agitado por el ascenso de los totalitarismos (la Unión Soviética, la Italia fascista y la Alemania nazi) y la crisis del 29, surgen numerosos proyectos de literatura experimental asociados a las vanguardias artísticas, que encontraron una más visible difusión en la pintura: futurismo (Marinetti), dadaísmo (Tristan Tzara), surrealismo (André Breton), etc.

En España, etiquetas como el ultraísmo, creacionismo, poesía pura y el surrealismo fueron asignadas a distintas fases de las trayectorias personales de cada uno de los componentes de la generación de 1927: Jorge Guillén, Pedro Salinas, Federico García Lorca, Rafael Alberti, Vicente Aleixandre, Dámaso Alonso, Luis Cernuda, Emilio Prados o Manuel Altolaguirre. El más importante de los epígonos del 27 fue Miguel Hernández, mientras que otros poetas, como León Felipe, se sitúan en una generación anterior. Separados de la mayor parte de ellos por la tragedia de la Guerra Civil Española y el exilio, los poetas del bando franquista: José María Pemán o Luis Rosales. En el llamado exilio interior surgió lapoesía social de la generación de 1950 (Blas de Otero, José Hierro, Jaime Gil de Biedma) y posteriormente los denominados novísimos.
En Hispanoamérica destacaron los chilenos Pablo Neruda, Vicente Huidobro y Gabriela Mistral; los argentinos Jorge Luis Borges y Alfonsina Storni y el peruano César Vallejo (España, aparta de mí este cáliz). Otros movimientos fueron el estridentismo, Los Contemporáneos y la novela regionalista.

Tras la Segunda Guerra Mundial, los años cincuenta fueron presididos por el existencialismo, escuela filosófica que influyó notablemente en la literatura (literatura existencialista), incluso por la actividad literaria de los propios pensadores de ese movimiento (Jean Paul Sartre -autor de la primera novela existencialista, La náusea, 1931- Simone de Beauvoir,Albert Camus, etc.), además de ser influido por ésta. Además del denominado teatro existencialista, el teatro del absurdo es muy a menudo entendido como una expresión de la angustia existencial del ser humano en la era del miedo que presenció el Holocausto, la bomba de Hiroshima y el equilibrio del terror de la guerra fría. Significativamente, lecturas filosóficas como las obras de Nietzsche, estuvieron entre las más extendidas entre la juventud universitaria que protagonizó la revolución de 1968.

Transformación de la narrativa

La narrativa, que formalmente se sometió a todo tipo de experimentaciones (cuestionamiento del narrador, del protagonista, de la necesidad o no de que exista argumento o hilo conductor de hechos -que pase algo o que no pase nada-, modificaciones de la tradicional estructura narrativa -elipsis, flash-back- e incluso gramática -uso forzado de los estilos:estilo directo, estilo indirecto, estilo directo libre, monólogo interior-, etc.) transcurrió por diferentes trayectorias en las literaturas de cada una de las lenguas y culturas de mayor desarrollo:

Mark Twain

la narrativa inglesa-norteamericana, con precedentes en autores del XIX como Mark Twain (Las aventuras de Tom Sawyer), Herman Melville (Moby Dick), Henry James (Otra vuelta de tuerca), o Jack London (Colmillo Blanco), y desarrollada en el siglo XX por autores como William Faulkner (El ruido y la furia), F. Scott Fitzgerald (El gran Gatsby),John Dos Passos (Manhattan Transfer), Henry Miller (Trópico de Cáncer), Ernest Hemingway (El viejo y el mar), Jack Kerouac (On the Road), J. D. Salinger (El guardián entre el centeno), Charles Bukowski (realismo sucio), Paul Auster (La trilogía de Nueva York), Tom Wolfe (La hoguera de las vanidades), John Kennedy Toole (La conjura de los necios);
la inglesa-británica con Joseph Conrad (El corazón de las tinieblas), H. G. Wells (La guerra de los mundos), Aldous Huxley (Un mundo feliz), George Orwell (1984), Lawrence Durrell (El cuarteto de Alejandría), William Golding (El señor de las moscas);
la inglesa-irlandesa, con James Joyce (Ulises) y Samuel Beckett (quien también escribió en francés);
la alemana, con autores como Franz Kafka (El proceso), Herman Hesse (El lobo estepario), Thomas Mann (La montaña mágica), o Günter Grass (El tambor de hojalata), (la relación de los literatos alemanes con el nazismo sigue siendo uno de los temas más polémicos en su historia cultural Exilliteratur, Escritores bajo el nacionalsocialismo,Historiografía#Historiografía alemana-);

Marcel Proust

la francesa, con autores como Marcel Proust (En busca del tiempo perdido), André Gide (Los monederos falsos), Antoine de Saint-Exupéry (El principito), Louis-Ferdinand Céline (Viaje al fin de la noche), André Malraux (L’Espoire), Georges Bernanos (Los grandes cementerios bajo la luna), Albert Camus (El extranjero), Jean Genet (Notre-Dame-des-Fleurs), Marguerite Yourcenar (Memorias de Adriano), Alain Robbe-Grillet (movimiento nouveau roman), Françoise Sagan (Buenos días, tristeza), Anaïs Nin (Diarios), Georges Perec (El secuestro), etc.
la rusa, con la pléyade de novelistas del XIX que va de Nikolái Gógol a León Tolstói (Literatura de Rusia#El Siglo de Oro de literatura rusa (siglo XIX)), y continuó en el XX con autores con mayor o menor proximidad al régimen soviético (Máximo Gorki), llegando a la disidencia y al exilio (Boris Pasternak, Vladimir Nabokov, Alexander Solzhenitsin);
la italiana con Giovanni Papini (Gog) o Italo Calvino (El barón rampante);
la escandinava con la danesa Isak Dinesen (Memorias de África) y la sueca Astrid Lindgren (Pippi Långstrump);
la checa con Jaroslav Hašek (El buen soldado Švejk);
la española en España, con autores como Valle Inclán (Tirano Banderas), Miguel de Unamuno (Niebla), Pío Baroja (El árbol de la ciencia), José Martínez Ruiz (Antonio Azorín), Gabriel Miró (Años y leguas), Ramón Pérez de Ayala (Tigre Juan), etc.;
la española del exilio, en el que muchos literatos españoles (Literatura española anterior a la Guerra Civil, Literatura española posterior a la Guerra Civil) tuvieron que continuar su obra tras ésta: Arturo Barea (La forja de un rebelde), Francisco Ayala (El fondo del vaso), Ramón J. Sender (Réquiem por un campesino español), etc.;
la española del interior: Camilo José Cela (La colmena), Miguel Delibes (Cinco horas con Mario), Luis Martín Santos (Tiempo de silencio), Juan Benet (Volverás a Región), Rafael Sánchez Ferlosio (El Jarama), Gonzalo Torrente Ballester (La saga/fuga de J. B.), Juan Goytisolo (Señas de identidad), Manuel Vázquez Montalbán (serie Pepe Carvalho), Eduardo Mendoza (La verdad sobre el caso Savolta), etc.

Octavio Paz

la española en Hispanoamérica, con el denominado Boom latinoamericano, un fenómeno editorial que vinculó a un numeroso grupo de autores de los años sesenta y setenta, de muy distintos estilos (aunque casi todos se caracterizan por desarrollos propios de la literatura experimental, y bastantes de ellos se identifican con el realismo mágico). Algunos ni siquiera eran jóvenes en esa época, como Alejo Carpentier, Jorge Luis Borges o Miguel Ángel Asturias; o ni si quiera eran narradores, como los poetas Pablo Neruda u Octavio Paz. Entre otros, pueden citarse a: Juan Rulfo (Pedro Páramo), Carlos Fuentes (La muerte de Artemio Cruz), Julio Cortázar (Rayuela), Mario Vargas Llosa (La ciudad y los perros), Gabriel García Márquez (Cien años de soledad), Guillermo Cabrera Infante (La Habana para un infante difunto), Manuel Mujica Láinez (Bomarzo), Augusto Roa Bastos (Yo el Supremo) Juan Carlos Onetti (Juntacadáveres), Ernesto Sabato (Sobre héroes y tumbas), Augusto Monterroso (El Dinosaurio), etc.

Transformación de la poesía

Todas las lenguas y naciones han tenido poetas que han renovado la forma y el contenido de la expresión poética. Entre otros, y citados por orden cronológico de fecha de nacimiento, estarían Walt Whitman (1819), Paul Verlaine (1844), Rabindranath Tagore (1861), Gabriele D’Annunzio (1863), Constantino Cavafis (1863), Rubén Darío (1867), Rainer Maria Rilke (1875), Guillaume Apollinaire (1880), Jalil Gibran (1883), T. S. Eliot (1888), Fernando Pessoa (1888), Borís Pasternak (1890), Vladímir Mayakovski (1893), Wen Yiduo (1899), Dylan Thomas (1914) o Yukio Mishima (1925).