El concepto
La Generación del 98 es el nombre con el que se ha reunido tradicionalmente a un grupo de escritores, ensayistas y poetas españoles que se vieron profundamente afectados por la crisis moral, política y social acarreada en España por la derrota militar en la Guerra Hispano-Estadounidense y la consiguiente pérdida de Puerto Rico, Guam, Cuba y las Filipinas en 1898. Todos los autores y grandes poetas englobados en esta generación nacen entre 1864 y 1876.
Se inspiraron en la corriente crítica del canovismo denominada regeneracionismo y ofrecieron una visión artística en conjunto en La generación del 98. Clásicos y modernos.
Los requisitos generacionales aplicados al 98
1. Nacimientos en años poco distantes: 1864-1875
2. Formación intelectual semejante: autodidactismo
3. Relaciones personales: amistad, tertulias, revistas, “Grupo de los Tres”
4. Participación en actos colectivos propios: homenaje a Larra
5. Presencia de un guía: Nietzsche, Schopenhauer, (Unamuno)
6. Lenguaje generacional: ruptura con el lenguaje precedente
7. Anquilosamiento de la generación anterior
La juventud del 98
Un espíritu de protesta y rebeldía animaba a la juventud del 1898, provocado en parte por la actualidad contemporánea de determinadas doctrinas revolucionarias:
Unamuno: pertenece al PSOE, marxista
Maeztu: ideas revolucionarias / anhelos socialistas
Azorín: anarquista
Baroja: simpatías por el anarquismo
Este hecho es un indicio de la crisis de la conciencia pequeño-burguesa. Los jóvenes del 98 conforman la primera generación de intelectuales.
El grupo de los tres
Constituyen este grupo Baroja , Azorín y Maeztu , amigos que firman artículos bajo el pseudónimo de “Los Tres”. En 1901 publican un manifiesto en el que expresan su deseo de cooperar a la generación de un nuevo estado social en España, lo cual se debe a la miseria y hambruna contemporánea en España. El medio que canalizaría las fuerzas para resolver esta situación sería la “ciencia social”. Se alejan estos autores pues de sus compromisos políticos y sólo confían ya en la “ciencia social”. Su posición es ahora la de un reformista de tipo regeneracionista .
La campaña política de los Tres estuvo marcada por el fracaso, lo cual les condujo a un hondo desengaño. En esto les había precedido Unamuno , que había negado su apoyo al grupo de los Tres por su pérdida de interés por temas económicos y sociales. Ahora aspira sólo a modificar la mentalidad del pueblo.
En 1905 los Tres abandonan el camino de la acción e inician un giro hacia posturas idealistas. Siguen sintiendo la preocupación por España pero desde un esceptismo desconsolado o desde la actitud contemplativa de un soñador.
La madurez del 98
Se configura la mentalidad del 98, marcada por los siguientes rasgos:
Idealismo.
Entronque con las corrientes irracionalistas europeas: Nietzsche, Schopenhauer è neorromanticismo.
Preocupaciones existenciales y religiosas: interrogantes sobre el sentido de la vida, el destino del hombre è precursores del existencialismo.
Tema de España: subjetivismo – anhelos y angustias íntimas: exaltacion redentora, visión impresionista o escepticismo è en el plano de los valores, ideas y creencias.
Nómina del 98
Lo dicho hasta ahora nos lleva a delimitar lo que puede considerarse “grupo del 98?. Lo compondrían, en principio, Baroja, Azorín y Maeztu (los Tres), unidos entre sí por las juveniles afinidades que hemos visto. Y, por no pocos aspectos, cabe agregar a Unamuno . Muy discutible, en cambio, es incluir en la nómina a Machado y Valle, sin negar las afinidades temáticas entre éstos y aquéllos.
Significación literaria del 98
El “sentido de la sobriedad” y la voluntad antirretórica que va acompañada de un exigente cuidado del estilo (por la repulsa del prosaísmo). El estilo predominante es pues antiretórico y cuidado.
Cabe reseñar también el subjetivismo, otro rasgo esencial de la estética del 98. De aquí proviene el lirismo, que desvela el sentir personal de los autores. También de aquí proceden la dificultad al intentar separar lo visto de la manera de mirar: paisaje y alma, realidad y sensibilidad, que llegan a fundirse íntimamente.
Señalemos también las innovaciones en los géneros literarios. En el 98 se configura el ensayo moderno con su flexibilidad para recoger temas muy variados. Profundas novedades se observan también en la novela. En el teatro los intentos renovadores no tuvieron apenas éxito
En suma, la renovación estética de los noventayochistas es tal, y tales sus logros literarios, que la crítica ha abierto con ellos – y los modernistas – la Edad de Plata de nuestra literatura.